martes, 24 de marzo de 2009

LA MUJER EN EL TANGO



MUJERES, SIEMPRE MUJERES
Los primeros nombres de mujer que aparecen en la historia del tango corresponden a bailarinas. Y en general, son apodos; o apodos que acompañan a los nombres, pero rara vez apellidos. Desde 1862 hasta los primeros años del siglo XX, figuran, por ejemplo, Lola la Petisa, Paulina la Bella, La Parda Refucilo, la China Venicia, La Barquinazo, La Tero, La Mondonguito, Enriqueta La C……--inspiradora del tango Cara Sucia--, La Guanaca, La Parda Flora y apenas unos contados nombres completos: Catalina Barsolo, Francisca Díaz o Carmen Gómez. Sí tenemos ya nombres y apellidos hacia 1900 y están entre las compositoras Julieta Duparc, María Eloisa Peirano, Juana Giroud Faleni, María Torres Caamaño. Alcira Hernández, Ester Isabel Seoane y Eloísa d´Herbil de Silva. Mas adelante, vendrían dos figuras legendarias: Rosita Melo (Clotilde Rosa Mele), autora del inmortal vals Desde el alma, y Paquita Bernardo (Francisca Cruz Bernardo), la primera mujer que se atrevió a posar los dedos sobre la botonera de ese instrumento de hombres que es el bandoneón, y cuya actuación en el Café Domínguez obligó a cortar el transito de Corrientes, a raíz del exceso de público. Mas tarde surgirían las letristas. La primera de ellas fue María Luisa Carnelli, que bajo los seudónimos de Mario Castro y Luis Mario produjo algunas páginas célebres, como Cuando llora la milonga o Se va la vida. Inmediatamente, la siguió Micaela Matilde Sastre—hija de Marcos Sastre­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­- que hacia firmar sus letras a su hijo, Rodolfo Pittaluga Sastre, autor de las melodías de sus tangos (Refucilos, Garabatos de mujer) Pero la mayoría de los nombres femeninos del tano corresponden a las cantantes o cancionistas , como también se las suele llamar. La primera de ellas fue Pepita Avellaneda (Josefina Calatti), para el cual Ángel Villoldo escribió una letra, El entrerriano, que decía: “ A mi me llaman Pepita,/jai, jai,/ de apellido Avellaneda…” Le siguieron Dorita Miramar, que en 1903 convirtió en éxito El porteñito, y Lola Candales, que estrenó, durante la Navidad de 1905, La Morocha. A propósito, por entonces, las Lolas fueron unas cuantas: Lola Contreras, Loa García, Lola Rodríguez, y Lola Membrives, luego inmensa actriz dramática, que por entonces triunfaba con Cara sucia. Otras de aquellas primitivas interpretes fueron Flora Hortensia Rodríguez de Gobbi—esposa de Alfredo Eusebio Gobbi y madre de “El violinista Romántico del Tango—La Pamperito, Linda Thelma—tan exitosa como desafinada—y Andrée Vivianne, mas criollamente conocida como La Bibiana.Un nombre se constituyo en el nexo entre las zarzuelazas y pretendidamente líricas cancionistas de la Guardia Vieja, y las emotivas y comunicativas interpretes del tango-canción: el de Manolita Poli. En 1923 y 1924 surgieron las dos voces destinadas a cambiar para siempre el modo femenino de entonar el tango—siguiendo las pautas marcadas por el Gran Carlos Gardel-- :Azucena Maizani y Rosita Quiroga; la primera con su tremendo dramatismo, y la segunda, con su chamuyador gracejo de barrio. En 1926 se dio a conocer Libertad Lamarque, interprete de voz sumamente aguda, lanzada por la cinematografía a la fama latinoamericana. En 1927, Rosita Quiroga descubrió a la inmensa Mercedes Simone, voz de registro grave, enorme comunicatividad y exacta afinación, con mayor justicia, la más perfecta interprete femenina del tango. Mercedes es entre las mujeres lo que Gardel entre los hombres. Los años 20 ,y 30 aportaron una increíble cantidad de nombres femeninos para la canción de Buenos Aires; Tania (Ana Lucia Divis), dueña de un hondo dramatismo; Sofía Bozan, con su inconfundible estilo cachador; Tita Merello, tabien de gracejo jocoso, como la anterior, pero completamente diferente y profunda cuando el tema lo requiere, Ada Falcón, de voz sentida y afinada; su hermana Adhelma, Virginia Vera, afinadísima y exquisita; Nelly Omar, llamada , no por nada, “La Gardel con Faldas”Sus hermanas Gori y Nilda; y una extensísima lista, de la que rescatamos a Anita Palmero, Herminia Velich, Maruja Pacheco Huergo,--autora de de ese bellísimo tango titulado El adiós –Dorita Davis, Fedora Cabral, Chola Luna, Violeta y Lidia Desmond, Virginia Doris, Maruja Piana-- hermana de Sebastian Piana—María Esther Lerena. Tita Galatro, Mercedes Carné, Rosita Montemar, Amanda Ledesma, Sabina Olmos, Juanita Larrauri, Malena Toledo, Zulema Ucelli, Susy del Carril, Jovita Luna, Dorita Zarate, Lucy Clory, Fanny Loy, Delia Rodriguez, María Teresa Greco y muchas otras, entre ellas, algunas actrices que también sobresalieron entonando tangos, como Herminia y Eva Franco, Iris Marga o María Esther Podestá,. Los años 40 y 50 no fueron tan pródigos en cuanto a voces femeninas. Pero aun así, aportaron algunos nombres de peso, como Aída Luz, Virginia Luque, Elsa Rivas, Carmen Duval, María de la Fuente, Blanca Mooney, Ruth Durante, Alba Solís, Nelly Vázquez, las hermanas Beron Beba Bidart, Gloria Díaz, Rosita Quintana y, entre otras, la japonesa Ranko Fujisawwa y la española Marujita Díaz. En los años 60 y 70 surgieron Paula Gales, Susy Leiva, Isabel Gil Arenas, Susana Rinaldi, María Cristina Laurenz, Galleta Miguenz, Rossana Falasca, Eladia Blazquez, Amelita Baltar, Graciela Susana, María Graña y María Garay; algunas voces de la actualidad. Entre las interpretes aparecidas a fine de los 70 y durante los dos decenios siguientes, cabe mencionar a la muy afinada Nelly Vargas Machuca, Viviana Vigil, proveniente del canto sureño, aunque no por ello menos tanguera, Adriana Varela, heredera de Roberto Goyeneche, ubicada en un plano comercial; a la estupenda Choly Cordero; y Silvana Gregori, sin duda, una de las mas grandes voces con que ha contado el tango. Últimamente, han surgido—en gran medida con la promoción del canal televisivo Solo Tango—una enormidad de voces femeninas. La calidad es despareja. Pero, mas allá, esa realidad nos da la pauta de que la mujer pisando fuerte en las tierras tangueras.

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