jueves, 24 de julio de 2008


Alma de adoquín


Yo le canto a mi yeca de purrete

y a la silla del nono en la vereda,

y al llanto oculto de la costurera

que nunca se probó lo que cosía.


Mi yeca , era una yeca azul, de día,

con tapias perfumadas de malvones

y la barra del "Once corazones"

peloteando el portón de la herrería


Yo fui un gil. Me perdí, me piré un día

no sé detrás de que idealismo absurdo

sin deschavar que todo era un balurdo


ni en que turbias matufias me metía...

Y hoy volviendo, mi yeca, ya me ves,

el alma adoquinada, y en la vía...




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